Categorías: Cecrea Valdivia, Escuchas Creativas
El corazón de Cecrea está en su sistema de participación permanente, pues buscamos que el programa se desarrolle a partir de las visiones, inquietudes e intereses de sus protagonistas. Su metodología principal es la Escucha Creativa, encuentro de niños, niñas y jóvenes (NNJ) que busca promover su participación activa, a través de estrategias de consulta lúdicas y creativas que posibilitan una constante retroalimentación de información para la toma de decisiones en cada Cecrea. Las Escuchas ponen de manifiesto el derecho de NNJ a participar y ser escuchados.
Cada Escucha dura tres horas. Para su realización se reúne a un equipo de tres adultos facilitadores, quienes guían las actividades, y hacen las preguntas para levantar la información que requiere el proceso. Además, participan tres observadores, encargados de registrar lo dicho y expresado por los niños, niñas y jóvenes para luego sistematizarlo en un reporte de resultados.
La primera Escucha Creativa que realizamos en cada Cecrea este 2019 estuvo vinculada con la temática de la Semana de la Educación Artística (SEA): “Arte y naturaleza, conciencia en acción”.
Promover el pensamiento crítico y creativo sobre la experiencia de los niños, niñas y jóvenes como seres constitutivos y habitantes de la naturaleza, propiciando la problematización, toma de conciencia y acción social en torno al impacto de las acciones humanas en el medio ambiente.
La Escucha se realizó el sábado 4 de mayo de 2019 en la Facultad de Arquitectura, Campus Isla Tejas, de la Universidad Austral (UACH). Participaron 32 niños, niñas y jóvenes (NNJ) de entre 7 y 19 años, de los cuales 16 eran hombres y 16 mujeres.
Cada Escucha Creativa tiene tres fases metodológicas: recepción – maestranza/taller – consejo. No obstante, es una estructura flexible, que cada región adapta a su realidad, donde lo fundamental es resguardar los derechos de niños, niñas y jóvenes, entre ellos: ser escuchados, expresarse libremente, participar de las decisiones que les afectan, jugar, y ser informados.
Para conocer en detalle la metodología diseñada para la primera Escucha Creativa de Cecrea en cada región, puedes descargar la planificación aquí.
Primer Momento: Recepción
En la medida que los y las participantes iban llegando les llamaba la atención las imágenes de naturaleza que estaban en el suelo, algunos se fueron sentando en los costados y conversando entre ellos y ellas. Además, en los ventanales había preguntas: “¿Qué hemos hecho los seres humanos con la naturaleza?”, “¿Cómo se ven afectados nuestros derechos con la contaminación de nuestro entorno?” y “En la escala de la naturaleza ¿Cómo me siento hoy?”.
Como primera consigna de la jornada los/as invitamos a identificarse con las fotografías ubicadas en el suelo según su estado de ánimo. Algunas de las elecciones fueron:
“Me gustan los animales” (imagen de pingüinos)
“Con esta foto me siento relajada” (Imagen de lluvia)
“Cuando me molestan exploto”(Imagen de volcán)
«Elijo la montaña porque se puede jugar, uno se puede tirar en trineo o en una bolsa plástica»
Muy pocos niños, niñas y jóvenes tomaron la iniciativa de hablar en público, pero la gran mayoría compartió sus impresiones silenciosamente con sus compañeros, se escuchó “la escogí porque me llamó la atención”. En general, las elecciones de fotografías se realizaron en función de los gustos más que en relación a los estados de ánimo.
Luego, los/as invitamos a realizar un círculo para dar la bienvenida, explicar los objetivos y el sentido de la actividad y luego realizar una actividad de desbloqueo. Esta consistió en una serie de preguntas donde los NNJ se agrupaban rápidamente según su respuesta. “¿A quién le gusta mojarse bajo la lluvia?”, “¿Quién se ha perdido en un bosque?”, “¿Quién ha escuchado el sonido del cucao?”, ante esta pregunta los NNJ primero imitaron el sonido del ave para luego responder «¡Sí!». Al principio participaron con entusiasmo, luego se fueron distrayendo. A continuación, y aprovechando las instalaciones de la UACH, les preguntamos «¿A quién le gusta la naturaleza?» y los/as invitamos a realizar un recorrido sensorial por el jardín botánico de la Casa de Estudios con la intención de conectarse con la naturaleza, tema central de la Escucha.
Los NNJ vendados de ojos en algunos momentos y con impermeables, recorrieron distintas estaciones que les invitaban a explorar sus sentidos: audición, visión, olfato, gusto y tacto. Algunas de las impresiones antes de salir fueron:
“Tengo miedo”
«No veo nada”
Luego hubo reflexiones más profundas:
“Es importante proteger los árboles y los arbustos nativos porque nos dan alimento”
«Se escucha el pasto mojado»
«El viento empuja al agua»
“El olor a laurel me recordó cuando como espagueti”
“El olor de la murta me recordó al olor que hay en mi colegio”
“El bosque y la humedad me recordó a mi casa”
También se les dio una tarea: ir recolectando cosas que les llamaran la atención del recorrido, sin dañar la naturaleza. Los y las participantes recogieron piñas, hojas, ramas caídas, piedras y hongos. Aprovechar la oportunidad del espacio natural donde se realizó la Escucha fue un gran aporte para la experiencia porque logró el objetivo de conexión con la naturaleza. Los y las participantes participaron muy entusiasmados.
Durante el recorrido sensorial se percibió que los niños, niñas y jóvenes de Valdivia estaban muy conectados con su entorno, reconociendo plantas, árboles y especies propias de la zona.
Segundo Momento: Maestranzas
Cuando regresaron a la sala los y las participantes estaban cansados. Algunos/as se tiraron al piso. Las y los facilitadores trataron de retomar su atención para continuar con la actividad, pero muchos/as ya estaban con hambre y dispersos/as.
«¿Qué les pareció el recorrido?» se les preguntó a los niños, niñas y jóvenes.
«Me recordó a mi casa, por la ventana se ve el bosque y se ve húmedo»
«Me recordó a una amiga de mi mamá que tiene murta»
«Había un olor del colegio»
“¿Qué le entregamos nosotros a la naturaleza?”, preguntó la facilitadora. Algunas de las respuestas fueron:
“Nada”
“CO2”
“Vida y muerte porque al tirar bolsas se disuelven y se va a los ríos, contamina a los peces, se contamina”
Ante esto, la facilitadora preguntó nuevamente: “¿qué podemos hacer para revertirlo?”:
“Reciclar”
“Reutilizar”
“Plantar más árboles”
Las respuestas surgieron tan espontáneamente que es probable vengan aprendidas del ámbito escolar. Ante esto, vale la pena desarrollar un proceso más profundo para indagar en posibles acciones que le hagan sentido a los NNJ, sobre todo vinculadas a su territorio.
La facilitadora volvió a preguntar: “¿Qué podemos plantar?”
“Araucarias”
“Manzanas”
“Naranjas”
«Árboles nativos”
Una niña agregó: “nativos para que no los corten”
Otra chica le respondió: “igual los van a cortar”
“¿Qué nos pasaría sin arboles?”, continuó la facilitadora, mientras algunos respondieron “No habría vida”, “Sería el apocalipsis”, “Se acabaría el oxígeno”. Para cerrar, la facilitadora hizo la pregunta central de la Escucha: “¿Qué ha hecho el ser humano con la naturaleza?”. Muy pocos respondieron, algunos dijeron
“Mató la naturaleza, pero se puede cambiar” “con conciencia”
Asimismo, en las ventanas se podía leer junto a la pregunta central, lo siguiente: “Existir”, “La vida es corta hacete torta – Alber Ainstain 2019”, un dibujo de un ser humano arrojando basura, “Destruirla”, “Incendios forestales”, “Botarle basura”, “Contaminar botando colillas de cigarros encendidos”, “Desperdiciarla y destruirla, muy pocas personas la cuidan”, “Hemos contaminado los ríos, parques, humedales, no hemos hecho nada bueno con la naturaleza”.
Antes de pasar al momento de las maestranzas los NNJ tuvieron tiempo para descansar y comer. En paralelo se presentó parte del equipo de la obra de teatro «Trilogía tormenta» que reutilizó basura para la escenografía. Sólo algunos, que conocían la obra, escucharon con atención y participaron de la instancia. Se logró una pequeña reflexión guiada en torno a la basura que está bajo el río. Los y las participantes reconocieron basura como el plástico, botellas, metales, latas, colillas de cigarro, plumavit, entre otros.
El momento de reflexión resultó provechoso en general, no obstante, faltó mediar más la conversación hacia su realidad local. Si bien en el diálogo se mencionó la contaminación del río, que podría relacionarse con el Calle Calle (aunque no fue explícito), no se profundizó en este tema. La temática se guió en términos más generales lo que hace más complejo el desarrollo de la opinión crítica. En general, además, las respuestas se relacionaron con el impacto negativo de las acciones humanas en la naturaleza.
Luego, el grupo se dividió en tres, según rangos etarios, para iniciar la construcción de una instalación o espacio sensorial donde pudieran expresar, a través de múltiples materiales, sus ideas y opiniones surgidas en la reflexión. La invitación fue a utilizar los elementos que habían recogido durante el recorrido inicial por la naturaleza.
Al grupo más pequeño (7-11 años) le costó comenzar a trabajar, pues no entendieron bien la consigna. Luego de una explicación e intentos de motivación, decidieron crear cuatro cajas sensoriales. Utilizaron cajas de zapatos para explorar los sentidos de la vista, olfato y tacto. Crearon un telescopio de cartón, una caja con hierbas aromáticas y una con diferentes texturas para tocar.
El grupo mediano (12-15 años) se conformó por 12 participantes. Trabajaron separados, en subgrupos divididos por vínculos de amistad y género. No lograron generar una idea en común y tardaron en comenzar a armar las partes que posteriormente unieron para el resultado final del trabajo, no hubo diálogo entre ellos y no todos participaron. La facilitadora en todo momento participó de la organización mediando el proceso de creación, esto, debido al poco tiempo y a la baja participación de los asistentes. De esta manera un grupo de participantes construyó un dispositivo de olor con contenido aromático (hongos, tierra, hojas, musgo) inspirado en el otoño y dos niñas adornaron con hojas y ramas una estructura de cartón creada por otra participante y la facilitadora, era una estructura que representaba un laberinto.
El grupo de los más grandes (16-19 años) estaba compuesto por cuatro participantes. Tres integrantes que ya se conocían, trabajaron juntos, la otra integrante trabajó sola en una instalación que llamaba a observar la naturaleza, utilizando los materiales que reunió afuera y los disponibles en el salón: cajas, tubos de cartón, cinta adhesiva, hilos, semillas, papeles y pintura; creando unos binoculares/caleidoscopios con semillas, los que dejó colgados de la ventana. Mientras los otros tres chicos utilizaron la basura recolectada para hacer un contraste en la misma ventana, simulando un río con el impermeable, cubierto de colillas, cajas de cartón, papeles, aluminios, basura de diverso tipo. En alrededor de media hora crearon estos espacios, conversando e interactuando muy poco como grupo. El tiempo para recorrer las construcciones entre los y las participantes fue muy reducido y no hubo mayores reflexiones.
En general quedó la sensación que la idea de construcción de un trabajo colectivo no quedó muy clara para los NNJ, ni tampoco la consigna. Esto quizás fue la causante de la baja participación de los niños, niñas y jóvenes en el proceso de maestranza.
Tercer Momento: El Consejo
Se invitó a los y las participantes a ver dos videos con la intención de motivarlos a la acción y cerrar la actividad. Primero, uno de la niña activista sueca Greta Thunberg, que al estar subtitulado no fue bien recepcionado por los NNJ; y el segundo, de un niño activista, en donde los y las participantes ya se encontraban más dispersos como para mantener la atención. Pese a que se abrió la pregunta «¿Qué hemos hecho los seres humanos con la naturaleza?» no se generó reflexión. Finalmente, dimos unas palabras de despedida y los/as dejamos invitados para la devolución de la Escucha.
A partir de la información que surgió en la Escucha Creativa y luego de realizar la devolución de esta con niños, niñas y jóvenes, nos proponemos los siguientes desafíos: